LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Durante el siglo XVIII se inició en Europa la Revolución
Industrial, un proceso económico que transformó las sociedades occidentales
EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO

Las principales ciudades europeas eran Londres, que alcanzó más de 700 000 habitantes, y París, con más de 600 000. En este siglo también hubo grandes movimientos migratorios. La oleada de inmigrantes europeos hacia los imperios coloniales fue constante y nuevos territorios se incorporaron a este flujo, como Australia. El tráfico de esclavos se multiplicó y supuso el desplazamiento forzado de millones de africanos hacia América.
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL:
CARACTERÍSTICAS Y ETAPAS
La Revolución Industrial transformó tres aspectos
fundamentales de la economía:
• El desarrollo de la
tecnología. En la
primera revolución se inventaron las máquinas activadas por fuentes de energía
como el agua o el carbón. En la segunda se difundió el uso de la electricidad y
el petróleo.
• Una nueva organización del
trabajo. La familia o
el taller fueron reemplazados por la fábrica, una concentración de máquinas y
obreros, como unidad básica de producción. Debido a la mecanización, la fuerza
física perdió importancia, lo que permitió el empleo de mujeres y niños como
mano de obra.
• La expansión del mercado. La producción, que antes abastecía al
consumo familiar, fue sustituida por la producción en masa, orientada a un
mercado más amplio (regional, nacional o internacional).
LOS INICIOS DE LA
INDUSTRIALIZACIÓN
Hasta la primera mitad del siglo XVIII, las manufacturas se
elaboraban en pequeños talleres artesanales que estaban dispersos por el
territorio. Los artesanos realizaban su trabajo de forma manual: no usaban máquinas
y solo se ayudaban con unas pocas herramientas.
Cada artesano realizaba las
piezas completas y controlaba su ritmo de trabajo, pues no estaban sujetos a un
horario fijo, y elaboraban la cantidad de productos según sus necesidades. Desde
finales del siglo XVIII, los talleres comenzaron a ser sustituidos por
fábricas, establecimientos en los que los obreros utilizaban máquinas para
trabajar. Las primeras máquinas funcionaban con una nueva fuente de energía, el
vapor, que se generaba quemando carbón mineral. En 1769, James Watt patentó la
primera máquina de vapor.
La aparición de las fábricas tuvo dos consecuencias. Por una parte, las actividades industriales se concentraron
La aparición de las fábricas tuvo dos consecuencias. Por una parte, las actividades industriales se concentraron
en determinados lugares. Además, se modificó la organización
del trabajo: cada obrero se especializó en una única tarea del proceso
productivo (división del trabajo), tenía un horario fijo y debía trabajar al
ritmo que le imponía la máquina. La división del trabajo aumentó la
productividad, es decir, cada obrero era capaz de elaborar un mayor número de
piezas que un artesano en un mismo periodo de tiempo. Por eso, se abarataron
los costos de fabricación, y los precios de los productos disminuyeron. Los
productos industriales pasaron a estar al alcance de casi toda la población.
GRAN BRETAÑA, PRIMER PAÍS
INDUSTRIALIZADO
La industrialización se inició en Gran Bretaña a fines del
siglo XVIII gracias a sus condiciones favorables para el crecimiento económico.
- En primer lugar, tenía mano de obra suficiente y un amplio mercado para sus productos, pues la población británica era la que había experimentado un mayor crecimiento a lo largo del siglo XVIII y poseía numerosas colonias de ultramar.
- Contaba con yacimientos de hierro y abundante carbón mineral, que fue la fuente de energía que se utilizó para poner en marcha las primeras máquinas de vapor.
- La nueva mentalidad liberal estaba muy extendida y era la base de las leyes que elaboraba el Parlamento. Entre 1820 y 1840, las innovaciones de la Revolución Industrial se extendieron por toda Europa. Los países próximos a Gran Bretaña, como Francia, Alemania y Bélgica, fueron los primeros en seguir sus pasos. En el resto de los países europeos, la industrialización solo afectó a determinadas regiones.
LA INDUSTRIA TEXTIL
ALGODONERA
La industria del algodón fue el motor de los cambios en
la producción. El desarrollo de la máquina de hilar de James Hargreaves,
llamada Spinning Jenny, en 1764, permitió aumentar enormemente la producción de
la hilatura, pues cada máquina estaba formada por varios husos. La producción
aumentó tanto que se tuvo que desarrollar nuevas máquinas de tejer para absorber
la producción de hilo. Entre ellas destacó el telar mecánico de Edmund
Cartwright (1785).
Este producía mejor algodón, más barato y en mayor cantidad que el método tradicional. La industria del algodón fue un sector sumamente importante para el progreso de la industria, pues impulsó el desarrollo de otros sectores de la economía. Así, las fábricas textiles fomentaron la intensificación de la producción agrícola del algodón; además, la industria textil promovió el desarrollo de las fábricas siderúrgicas, pues las máquinas que hacían posible la producción eran hechas con hierro; por último, impulsó la minería, ya que esta proporcionaba el carbón necesario para accionar las máquinas.
Este producía mejor algodón, más barato y en mayor cantidad que el método tradicional. La industria del algodón fue un sector sumamente importante para el progreso de la industria, pues impulsó el desarrollo de otros sectores de la economía. Así, las fábricas textiles fomentaron la intensificación de la producción agrícola del algodón; además, la industria textil promovió el desarrollo de las fábricas siderúrgicas, pues las máquinas que hacían posible la producción eran hechas con hierro; por último, impulsó la minería, ya que esta proporcionaba el carbón necesario para accionar las máquinas.
LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA
La siderurgia y la metalurgia también experimentaron notables
avances en este periodo. El primer paso para la mejora de la producción de
hierro fue la lenta introducción de los hornos de carbón de coque, de mayor
poder energético, en lugar del vegetal. Fue empleado por Darby en 1709, pero no
se generalizó hasta finales de siglo, cuando la escasez de madera hizo
necesario abandonar el carbón vegetal. Su invento cobró interés cuando Peter
Onions y Henry Cort patentaron el pudelado en 1783, procedimiento por el que se
obtenía un hierro de mejor calidad. El resultado de estos avances fue la
concentración de las fábricas cerca de las minas de carbón, sobre todo en los Midlands,
con centro en Birmingham, y en el sur del País de Gales. El impulso del sector
siderúrgico vino primero por la demanda de máquinas para la industria textil y,
desde 1830, por las necesidades de la construcción del ferrocarril, debido a
que tanto las máquinas como la red ferroviaria eran fabricadas con hierro.
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