EL FIN DEL MUNDO
ANTIGUO
Las grandes invasiones
A lo largo de los siglos IV y V, el mundo romano debió
afrontar la embestida de los pueblos germanos llamados "bárbaros".
Incapaces de rechazarlos, los emperadores intentaron infructuosamente
asimilarlos al Imperio hasta que este
agotada su capacidad de resistencia, se derrumbó definitivamente en su
región occidental en el año 476.
Los
romanos llamaron "bárbaros" a todos los pueblos ubicados más allá de
sus fronteras y ajenos al modo de vida sedentario y urbano de su
civilización. Aunque el adjetivo se
usaba para todos los extranjeros sin distinción, un examen más atento permite
diferenciar los grupos siguientes:
- Los pueblos iranios de raza blanca, como los alanos, quienes se establecieron en la región del mar Negro.
- Los tártaro-mongoles de Asia, nómadas de raza amarilla, grupo al que pertenecían los hunos.
- Los germanos, que conformaban el conjunto más numeroso y heterogéneo. Comprendían a una gran diversidad de pueblos, como los godos, los sajones, los alamanes, etc. Los germanos conocidos por los romanos, ya desde antes de la instauración del Imperio.
No
habían faltado enfrentamientos entre ambos pueblos (germanos y romanos), pero
existían también relaciones pacíficas y provechosas para ambos: los
comerciantes romanos traficaban entre los bárbaros, y a menudo éstos eran
requeridos por los emperadores como soldados, a cambio de la cesión de tierras
dentro del Imperio. Sin embargo, a
partir del siglo II, y cada vez con más fuerza, los germanos empezaron a presionar
en las fronteras romanas, hasta llevar al Imperio a su colapso.
- Un probable aumento demográfico
- el empeoramiento de las condiciones climáticas
- el avance de los HUNOS que empujó a los germanos contra Roma.
- La extrema movilidad de los invasores, dado su modo de vida nómada.
- La gran habilidad de los germanos en el difícil arte de forjar armas
- La crisis política, social y económica del Imperio, sobre todo en el sector occidental
Desde
mediados del siglo II, el Imperio romano había sido atacado por los pueblos
germánicos (vándalos, ostrogodos, francos, visigodos, anglos, sajones, etc.),
originarios del centro y norte de Europa. Estos ataques se intensificaron en el
siglo V, cuando los hunos –tribu de origen mongol proveniente de Asia central– invadieron
el territorio de los germanos, quienes en su huida atravesaron las fronteras
del imperio. Roma, finalmente, fue saqueada por los visigodos en el año 410. En
los años siguientes, los demás pueblos germánicos asolaron los territorios romanos
y establecieron diversos reinos. El año 476, el Imperio Romano de Occidente
llegó a su fin.
A
partir del siglo V, los pueblos germánicos crearon en las tierras del Imperio
romano una serie de reinos que rivalizaron entre sí. Los nuevos reyes nunca
pensaron destruir la organización de Roma, pues la admiraban, así que
simplemente sustituyeron la autoridad romana por la suya. Por eso, en estos
reinos todo lo romano pervivió, pero incluyendo sus propias formas de gobierno.
Entre los reinos más importantes tenemos:
§ El
reino franco. Los francos se establecieron en las Galias desde el siglo IV d.
C., en los actuales territorios de Francia y Bélgica. Su gran organizador fue
el rey Clodoveo, quien ganó el apoyo de la Iglesia al adoptar el Catolicismo
(fue el primer rey bárbaro en hacerlo) y consolidó el país imponiendo la unidad
a todas las tribus francas. Estableció
como capital a París y enfrentó con éxito a los visigodos en Vouillé y a los
alamanes en Tolbiac, con lo que extendió su reino desde los montes Pirineos
hasta el río Rin. Al morir Clodoveo, los reyes francos (llamados merovingios
por su antepasado Meroveo) continuaron la expansión sometiendo tras una dura
guerra a los burgundios (534) y atacando y saqueando Italia.
Sin embargo, los repartos territoriales a la muerte de los monarcas (rasgo típico de la mentalidad germánica) provocaron luchas internas, la ruina del poder real y el fortalecimiento de la aristocracia. Al iniciarse el siglo VIII, los mayordomos de palacio (de la familia Heristal) aparecían como los auténticos gobernantes del país, frente a los monarcas merovingios (llamados por entonces "Reyes Holgazanes").
Sin embargo, los repartos territoriales a la muerte de los monarcas (rasgo típico de la mentalidad germánica) provocaron luchas internas, la ruina del poder real y el fortalecimiento de la aristocracia. Al iniciarse el siglo VIII, los mayordomos de palacio (de la familia Heristal) aparecían como los auténticos gobernantes del país, frente a los monarcas merovingios (llamados por entonces "Reyes Holgazanes").
§ El
reino visigodo. Los visigodos se asentaron inicialmente en el sur de las
Galias, pero fueron desplazados por los francos, lo cual los llevó a invadir la
península ibérica (España) en la segunda mitad del siglo VI d. C.
§ El
reino ostrogodo. En el año 493, los ostrogodos se establecieron en la península
itálica y conformaron un poderoso reino. No obstante, en el año 553 d. C.,
fueron conquistados por Justiniano, el emperador del Imperio Romano de Oriente.
§ El
reino vándalo: Ocupó parte del norte de África, una de las provincias más ricas
y cultas del Imperio de Occidente.
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