La industria del Antiguo Régimen fue impulsada principalmente por los monarcas, quienes intentaron renovar el sistema productivo a través de las reales fábricas. Pero estas instalaciones eran grandes talleres artesanales antes que industrias modernas, debido a que estaban destinadas a la producción de armas o artículos de lujo y no empleaban maquinaria ni formas modernas de producción. Por otro lado, el comercio estaba limitado por la lentitud, aunque diversos factores contribuyeron a su progreso: la creación de sociedades mercantiles, el avance de las técnicas (la letra de cambio, la banca y la mejora de los transportes navales), el final de la escasez monetaria y la ampliación de los mercados. Durante el Antiguo Régimen existían dos modalidades de comercio:
• El comercio exterior había tenido un gran crecimiento gracias al
desarrollo de los intercambios existentes entre Europa y América. La monarquía
concedía el monopolio del comercio a una determinada
compañía comercial.
• El comercio interior atravesaba por dificultades debido al control
gremial, la pervivencia de diferentes pesos y medidas regionales y la
existencia de aduanas interiores, lo que dificultaba el intercambio comercial
entre las regiones de un mismo país. Sin embargo, esta actividad consolidó el
poder económico de la burguesía.
Las doctrinas económicas
Las dos doctrinas económicas predominantes fueron:

• La fisiocracia. Apareció en Francia como una reacción ante el
intervencionismo estatal del mercantilismo. Según François Quesnay, su
fundador, la agricultura era la única actividad que permitía extraer productos
sin perjudicar a la fuente que los proporcionaba.
Al mismo tiempo, generaba un excedente de riqueza superior al costo de las semillas y al trabajo del agricultor. Así, los fisiócratas favorecieron el desarrollo de la agricultura y estimularon la iniciativa individual. Además, defendieron la libertad de comercio y plantearon la anulación de trabas y de impuestos.
El sistema político del absolutismo
En el sistema absolutista, todo el poder político de un Estado se concentraba en la figura del rey. Por ello, las atribuciones que habían tenido desde la Edad Media las asambleas de representantes (Cortes en España, Parlamento en Inglaterra, Estados Generales en Francia) eran limitadas. Las decisiones de gobierno las tomaba directamente el monarca con la asesoría de sus consejeros. Algunos soberanos encargaban las decisiones a un primer ministro, función que era asumida por una persona de su entera confianza. Para afianzar su autoridad, las monarquías absolutas contaban con un gran aparato administrativo constituido por funcionarios pagados por el poder central. Ellos se hacían cargo del cobro de impuestos, con los que se financiaban los gastos de la burocracia, la corte y las guerras externas.
Al mismo tiempo, generaba un excedente de riqueza superior al costo de las semillas y al trabajo del agricultor. Así, los fisiócratas favorecieron el desarrollo de la agricultura y estimularon la iniciativa individual. Además, defendieron la libertad de comercio y plantearon la anulación de trabas y de impuestos.
El sistema político del absolutismo
En el sistema absolutista, todo el poder político de un Estado se concentraba en la figura del rey. Por ello, las atribuciones que habían tenido desde la Edad Media las asambleas de representantes (Cortes en España, Parlamento en Inglaterra, Estados Generales en Francia) eran limitadas. Las decisiones de gobierno las tomaba directamente el monarca con la asesoría de sus consejeros. Algunos soberanos encargaban las decisiones a un primer ministro, función que era asumida por una persona de su entera confianza. Para afianzar su autoridad, las monarquías absolutas contaban con un gran aparato administrativo constituido por funcionarios pagados por el poder central. Ellos se hacían cargo del cobro de impuestos, con los que se financiaban los gastos de la burocracia, la corte y las guerras externas.
Los fundamentos teóricos
El absolutismo fue justificado por pensadores de la época como los siguientes:
• Jacques Bossuet (1627-1704). Este obispo francés, en su obra La política
extraída de las Sagradas Escrituras, defendió que el rey era el representante
de Dios en la Tierra; por ello, todo el poder que poseía provenía directamente
de él. Así, el monarca no tenía que rendir cuentas de su gestión a nadie, pues
al ser intermediario entre la divinidad y los hombres en la Tierra, era la
encarnación de la ley
• Thomas Hobbes (1588-1679). Este filósofo inglés creía que el absolutismo era
el único sistema político capaz de garantizar la paz social. En su obra Leviatán
afirmó que todos los hombres son iguales y tienen los mismos fines, pero que al
buscarlos simultáneamente se convierten en enemigos implacables.
En consecuencia, para poder llevar una vida en sociedad, debían ceder parte de sus derechos al Estado a través de un contrato social. Por esa razón, era necesario tener un poder fuerte que mantuviera la paz evitando las luchas entre las personas. Según los defensores del absolutismo, el poder del monarca se debía caracterizar por controlar los poderes ajenos a la Corona (Iglesia y gremios), centralizar la administración del reino y someter bajo su voluntad a La nobleza, instaurar un ejército permanente bajo su mando y reprimir la disidencia política. Durante el siglo XVII se desarrollaría en casi todos los países de Europa una lucha entre el absolutismo y su principal opositor, el parlamentarismo. Este último criticaba las tesis que justificaban la concentración de todo el poder en manos del rey sin rendir cuentas a alguien. Los parlamentaristas postulaban que el poder debía ser compartido entre el rey y el Parlamento para evitar que los reyes se convirtieran en tiranos.
En consecuencia, para poder llevar una vida en sociedad, debían ceder parte de sus derechos al Estado a través de un contrato social. Por esa razón, era necesario tener un poder fuerte que mantuviera la paz evitando las luchas entre las personas. Según los defensores del absolutismo, el poder del monarca se debía caracterizar por controlar los poderes ajenos a la Corona (Iglesia y gremios), centralizar la administración del reino y someter bajo su voluntad a La nobleza, instaurar un ejército permanente bajo su mando y reprimir la disidencia política. Durante el siglo XVII se desarrollaría en casi todos los países de Europa una lucha entre el absolutismo y su principal opositor, el parlamentarismo. Este último criticaba las tesis que justificaban la concentración de todo el poder en manos del rey sin rendir cuentas a alguien. Los parlamentaristas postulaban que el poder debía ser compartido entre el rey y el Parlamento para evitar que los reyes se convirtieran en tiranos.
Francia: el Estado absolutista modelo
Después del fin de las guerras religiosas del siglo
XVI, Francia se recuperó bajo el gobierno de Enrique IV, quien puso las bases
de la futura hegemonía francesa.
En 1610 lo sucedió su hijo Luis XIII.
La época de Richelieu
En los primeros años de su gobierno, Luis XIII tuvo que
enfrentar un periodo de inestabilidad política. Esta situación fue aprovechada
por la nobleza, que exigió la convocatoria de los Estados Generales en 1614.
Ante ello, Luis XIII recurrió a la asesoría del cardenal Armand-Jean du
Plessis, cardenal-duque de Richelieu, un hábil político a quien hizo nombrar primer
ministro, cargo que mantuvo hasta su muerte. Richelieu tuvo como objetivos
fundamentales afianzar la autoridad real y consolidar el poder de Francia en Europa.
Para ello, sometió a la nobleza, neutralizó a los protestantes y fortaleció el
poderío militar del país.
En 1642 murió Richelieu y fue sucedido por el
cardenal Mazarino. Al año siguiente también murió Luis XIII y lo sucedió su
hijo Luis XIV. Mazarino mantuvo la política de Richelieu y bajo su mando
culminó la guerra de los Treinta Años.
El gobierno de Luis XIV
Cuando murió Mazarino, en 1661, Luis XIV asumió
directamente el poder y decidió no elegir primer ministro. Bajo su gobierno, el
Estado francés se convirtió en el modelo que seguirían los monarcas absolutos posteriores.
Asimismo, Luis XIV ejerció el gobierno más largo de Francia, con el apoyo de
ministros muy eficaces, pero sin mucho poder. Sus principales políticas de
gobierno se desarrollaron en tres áreas:
• Economía. Estuvo dirigida por Jean-Baptiste Colbert. Como
partidario del mercantilismo, Colbert estimuló las exportaciones, redujo las
importaciones fomentó la industria nacional y mejoró el régimen tributario.
• Política interna. Luis XIV centralizó totalmente la administración
del reino. La nobleza, que aún mantenía rasgos feudales, se convirtió en
cortesana, totalmente dependiente del monarca. En la corte de Versalles, los
nobles vivían solamente para realzar la majestad del rey. En lo religioso, se
revocó el Edicto de Nantes.
• Política internacional. El rey basó su política externa en el principio de
fronteras naturales de Francia: los Pirineos en el sur y el Rin en el este.
Esto lo llevó a iniciar varias guerras. La última se realizó a inicios del
siglo XVIII y se denominó guerra de Sucesión española, que culminó con el
Tratado de Utrecht (1713). A través de este acuerdo, la casa real francesa de
los Borbones renunció a la unificación de las coronas de Francia y España, y
Felipe V fue reconocido solo como rey español.
Entre los legados de Luis XIV se encuentra el Palacio de Versalles, que mandó construir en 1668 para que fuese el símbolo de la monarquía más poderosa de Europa. Además, estimuló el desarrollo de la investigación científica al fundar en 1666 la Academia de Ciencias de Francia. El monarca francés murió en 1715 dejando un país con un territorio engrandecido y respetado internacionalmente, aunque con una economía debilitada luego de tantos años de guerra.
Entre los legados de Luis XIV se encuentra el Palacio de Versalles, que mandó construir en 1668 para que fuese el símbolo de la monarquía más poderosa de Europa. Además, estimuló el desarrollo de la investigación científica al fundar en 1666 la Academia de Ciencias de Francia. El monarca francés murió en 1715 dejando un país con un territorio engrandecido y respetado internacionalmente, aunque con una economía debilitada luego de tantos años de guerra.
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