LA EUROPA IMPERIAL 1.

LA EUROPA IMPERIAL

En el siglo XIX, el sistema político europeo mostraba dos bloques principales: las democracias liberales y las monarquías autoritarias. Una serie de factores permitió que las potencias europeas se lanzaran a la conquista del resto del mundo.

LOS ESTADOS LIBERALES

En Gran Bretaña y Francia, se consolidó progresivamente el liberalismo político y el sistema democrático.

  • Gran Bretaña en la era victoriana

Época Victoriana Inglaterra | InglaterraDurante el siglo xix, Gran Bretaña fue la principal potencia mundial debido a su estabilidad política, su poderío industrial y la extensión de su imperio. El reinado de Victoria I, entre 1837 y 1901, coincidió con el apogeo británico a nivel mundial. Aunque la economía británica no disminuyó su potencial, sí lo hizo en cifras relativas, pues fue superada por nuevas potencias industriales como Alemania y Estados Unidos. No obstante, Londres siguió siendo el principal centro financiero del mundo.
En el aspecto político, la reina delegó el gobierno al Parlamento y permitió el equilibrio político entre los conservadores (tories), principalmente terratenientes; y los liberales (whigs), en su mayoría industriales. Este sistema estuvo acompañado de un proceso de ampliación del sufragio. En 1832 se otorgó el voto a los empresarios industriales, y en 1867, a los obreros calificados; además, se estableció el voto secreto. A finales del siglo xix, este derecho se amplió paulatinamente a más capas sociales. Esto permitió que el país no se viera afectado por las oleadas revolucionarias liberales que convulsionaron el resto de Europa. Así, este régimen representativo, sin ser democrático, favoreció la estabilidad política. También se desarrollaron reformas sociales y políticas de inspiración liberal, como la organización del movimiento obrero, el ascenso de los sectores medios, la modernización de la burocracia y la democratización
  • Francia: de imperio a república
Después de la revolución de 1848 y la caída del rey Luis Felipe I, se estableció la Segunda República (1848-1852). En ella, Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del exemperador, ganó la presidencia. Pero en 1852, tras un golpe de Estado, se hizo proclamar emperador bajo el nombre de Napoleón III.  El Segundo Imperio tuvo una primera etapa autoritaria (1852-1863), en la que una eficiente y leal burocracia fortaleció el poder del Estado y del emperador. En la segunda etapa (1863-1870), Napoleón III liberalizó su política, devolvió poderes a la Asamblea Legislativa e incluso restableció la libertad de prensa. En 1870, los reveses franceses en la guerra franco-prusiana provocaron la caída del imperio y la formación de la Tercera República, que se estableció definitivamente a partir de 1880. En este último periodo se consolidó la democracia liberal.

LOS ESTADOS AUTORITARIOS

En la Europa continental predominaron los regímenes autoritarios frente a los liberales. Los más importantes fueron cuatro grandes imperios.


  • El Imperio ruso
En este enorme Estado, el zar mantenía un férreo sistema absolutista. La nobleza, la Iglesia ortodoxa y el ejército monopolizaban los principales puestos de poder. La economía era básicamente agrícola y su industrialización muy limitada. Además, era un Estado multinacional que albergaba a muchos grupos étnicos, algunos de los cuales –como los polacos, bálticos o bielorrusos– buscaban su autonomía política.

  • El Imperio alemán
Después del triunfo de Prusia sobre Francia en la guerra franco-prusiana (1870-1871), Guillermo I fue proclamado emperador alemán (káiser), lo que originó la fundación del II Reich alemán. Tras ello se aprobó un régimen federal: los 25 estados o länder mantenían sus leyes e impuestos y el Gobierno imperial controlaba las relaciones exteriores, el ejército y la política económica. El Parlamento (Reichstag) aprobaba las leyes y el presupuesto del Estado, pero no podía oponerse a las decisiones del canciller y del emperador

  • El Imperio austrohúngaro
Desde 1867, este Estado se convirtió en una monarquía dual: Austria y Hungría tenían Gobiernos y Parlamentos independientes, pero compartían la política exterior, la educación y el ejército. Este imperio tenía sometidas a distintas nacionalidades polacos, checos, croatas, serbios, rumanos, etc., lo que provocó levantamientos nacionalistas

  • El Imperio otomano
A mediados del siglo xix, este gran Estado multinacional mostraba signos de decadencia. Entre 1839 y 1876, algunos sultanes trataron de introducir reformas modernizadoras en la llamada era del Tanzimat (“reorganización”, en turco). Sin embargo, este intentó no alcanzó los resultados esperados. En 1876, un grupo de reformistas llamados los jóvenes otomanos intelectuales, funcionarios y militares críticos con el Régimen  lograron la promulgación de una Constitución de tipo occidental que garantizaba la igualdad de derechos, las libertades individuales y un parlamento. Sin embargo, en 1878, el sultán Abdul Hamid II suspendió la vigencia de la Constitución y restableció un gobierno absoluto.

EL EQUILIBRIO ENTRE LAS POTENCIAS


Entre 1853 y 1855, la guerra de Crimea provocó una tensión internacional. Las tropas de Gran Bretaña, Francia y Piamonte intervinieron en Crimea para evitar que el Imperio ruso se expandiera a costa del Imperio otomano. A partir de este hecho, la política internacional europea sufrió modificaciones: se reanudó la hostilidad entre los grandes imperios, Alemania accedió a un nivel de gran potencia junto a Francia y Gran Bretaña, y la península de los Balcanes se convirtió en un espacio de inestabilidad.


La Europa de Bismarck

1815-2015: Bismarck y la unidad alemanaLuego de la guerra franco-prusiana, el Imperio alemán se convirtió en la potencia predominante en Europa continental. Esto fue posible por la gran habilidad política de su canciller Otto von Bismarck, así como por la rápida industrialización y por el fortalecimiento militar del país. La política de Bismarck tuvo estos objetivos:
Impedir el estallido de una guerra en Europa. Para ello, era necesario aislar diplomática y militarmente a Francia, ya que los franceses buscaban vengarse, con la ayuda de sus aliados, de la derrota militar de 1871. También era importante mediar en los conflictos entre los imperios rusos y austrohúngaro, enfrentados por consolidar su influencia en la explosiva zona de los Balcanes. Además, era vital reforzar el poderío militar de Alemania para aumentar su capacidad de disuasión.
Evitar enfrentarse con Gran Bretaña en la expansión colonial. Por esta razón, Alemania tuvo una política colonialista limitada.

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